Una grata sorpresa: llegamos con mis amigos en el tren de Madrid a eso de las 23 hs, por lo cual conseguir un lugar con la cocina abierta era todo un desafío. En lo frustrado de lograr dar con un restaurante mas típico y tradicional abierto nos topamos con Simona, que apenas consultamos con mucha simpatía nos contestaron que la cocina estaba abierta (ya eran 23 30!) Primero pedimos unas micheladas y clamatos que estaban muy bien, cumplidoras diría con su justo picor y con cerveza artesana, que de primera desconfié pero funcionaba perfecto. A la hora de ordenar los platos, una chica colombiana (no pregunté su nombre) nos dio toda su atención, contándonos con lujo de detalle que incluía cada plato y que nos convenía ordenar, siempre enfatizando en el estilo del lugar: una fusión peruana/mexicana, que por cierto sumamente lograda y representada en los platos. Primero, por recomendación, salió el entrante del día: una tortilla crocante con bonito, salsa ponzu, cilantro, y otros menesteres que no recuerdo porque no anoté. Estaba impresionante, un gran entrante con mucho frescor donde el bonito es lo central y lo otro adorna, acompaña y redondea. Según nos dijo estaba de prueba, ojalá que se mantenga por el resto de los tiempos. Luego fue el turno del segundo entrante, la causa (el nombre completo era otro): causa peruana de gambas peladas con una salsa agridulce y el puré con ají amarillo montado con una manga. Estaba muy rico, fuerte presencia de lo agridulce (parecía jengibre). Terminados los entrantes pedimos 3 tipos de tacos: korean, chicharron y costra de carne. El primero, un cerdo laqueado, crocante, cocinado estilo coreano con relleno de coleslaw en tortilla de trigo. Picor normal, en general muy balanceado. Muy bueno. El segundo, el de chicharron: un cerdo guisado a la perfección en tortilla de maiz acompañados de una salsa de aguacate y otra mas parecida a una crema agria. Mi favorito. El tercero, carne vacuna (arrachera/entraña parecía) acompañada de dos quesos fundidos y una salsa muy buena. Me imagino que debe ser el favorito de todos. Lo mejor de todo es el espíritu del lugar: se ve en los platos y en la atención y explicación de cada uno de los ingredientes que hay un concepto super trabajado detrás. Por último de yapa, pedimos el coctel de camarones que estaba logrado: hubiese sido ideal pedirlo como entrante y que seguramente lo hubiésemos disfrutado mas. Entre tres personas gastamos 78: 3 entrantes, 3 principales, 1 michelada, 2 clamatos, una cerveza artesana de grifo y una de botella. Recomiendo fuertemente ir a Simona: si esta fuese mi ciudad seguramente sería habitué todas las semanas.