Bien atendidos, con un Povarelo rojo como aperitivo, junto con unas olivas levemente maceradas. El tartar con huevo frito es una propuesta, en principio, original, aunque al final el sabor del salmón tenga un regusto de fermentación, lo que le aleja de lo que "in mente" tenemos todos por un tartar. El arroz con variedad de setas ( angulas d monte, níscalos, trompetillas...) estaba en su punto, realmente feliz la miscelánea de setas. Quizás la paellera, que llegó "humeando", debería mantener más y mejor la temperatura del arroz, pues en la "segunda vuelta" ya estaba frío, lo que bajó algún entero su sabor. El milhojas, sin reparo alguno, fino y sabroso. Tampoco en esta ocasión comento el precio, solo lo hago en los casos en los que considero que la ratio calidad/cantidad/ precio está desequilibrada, lo cual no fue el caso, a pesar de los matices.
Trato amable y muy atento. La comida riquísima, a destacar los calçots en temporada (mejor reservarlos para asegurarse), el brioche, las bravas, tataki de atún, arroz negro… y los postres una delicia.
Tras una excelente experiencia hace un tiempo , hemos decidido volver y no nos arrepentimos. Acogedor local con decoración diferente, trato exquisito y carta basada en productos de calidad y temporada. Muy recomendable.
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