Es un sitio acogedor con una decoración con objetos antiguos bastante bonita. El camarero ha sido muy simpático y la comida está muy bien. Hemos tomado el menú que se componía de dos platos a elegir entre tres distintos mas una ensalada mixta, pan, bebida y postre. Todo muy casero y rico.
Visita casi obligada si vas a visitar el pintoresco pueblo de Ayna para tomar algo.
Los fines de semana imposible sin reservar y entre semana, se llena a medias con los menús de trabajadores de la zona y visitantes.
Nosotros fuimos a picar algo y el máquina del camarero, Juan, nos lío para quedarnos a comer.
Nos dejamos aconsejar por él con lo típico de la zona y todo muy bueno, especialmente el pisto manchego.
Buena comida, servicio muy atento y rápido y precio razonable para la carta. Las chuletas nos parecieron algo caras, eso sí, pero estaban en su punto.
Sin duda volveremos a seguir probando cosas en la próxima escapada.
Experiencia muy positiva. Restaurante justo a la entrada ( o salida, según por donde vengas😅 ) grande por dentro. Hacia un día de frío y se agradece que haya estufa, se estaba muy calentito. Fui un jueves y estaba tranquilo. No comimos de menú, pedimos lo que queríamos sin mirar la carta. Empezamos con una ensalada,comimos atascaburras que estaba muy bueno, nunca lo había probado, de sabor muy suave y todo bien molido. Para los niños unos filetes empanados con patatas fritas. Y para mi marido y yo unas pechugas a la brasa con verduras. De postre un pan de calatrava que era casero y muy rico. La atención del camarero Juan muy buena, muy simpático. El local muy acogedor . De precio pues bien, no es demasiado caro. Yo sí lo recomiendo.
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