El Bar Azorín, estratégicamente ubicado frente a la plaza Azorín y resguardado por la ronda San Antonio de Llefia, se erige como un bullicioso rincón, especialmente conocido por sus exquisitas tapas que finalmente rescatan la auténtica esencia andaluza. Aquí, por cada cerveza que solicitas, te obsequian con una generosa y sabrosa tapa. El servicio, rápido y atento, destaca por unas cañas perfectamente tiradas. La versatilidad se refleja en la posibilidad de reservar tanto mesas interiores como exteriores. En lo que respecta a las tapas, su calidad no pasa desapercibida, siguiendo la tradición andaluza donde el simple acto de disfrutar de unas cañas ya equivale a una experiencia gastronómica completa. En nuestra visita, degustamos delicias como alitas de pollo, patatas bravas, croquetas de gambas al ajillo, carrillera y caliqueños. Aunque lo descubrimos la semana pasada, al compartirlo con amigos, nos sorprendió que tres de ellos ya lo conocían, evidenciando que el Bar Azorín es un lugar querido por los habitantes del barrio, un tesoro en extinción. Nos complace recomendarlo y, sin duda, planeamos regresar. Queremos destacar la habilidad culinaria de la cocinera y la eficacia de la señora detrás de la barra. La revelación fue tal que, al explicar a amigos que habíamos hallado este nuevo lugar, nos molestó descubrir que ya lo conocían, reprochándoles el misterio que guardaron hasta ahora.

Lo mejor sin duda en tapeo calidad precio insuperable,las tapas son muy generosos de cantidad para mí es un 10 y muy buen servicio