Restaurante donde prima la calidad de la materia prima por encima de todo, mezclando platos tradicionales con un toque de innovación. Tanto la atención como el local fueron muy buenas y, en general, la calidad va acorde al precio.
Los primeros estaban todos muy buenos, pero he de destacar un par de cosas. La calidad de las navajas era muy alta, con un sabor potente y muy frescas. La propuesta innovadora de los huevos rotos con puntillas es uno de esos platos que hay que probar. El huevo se combina perfectamente con el crujiente del rebozado.
El plato principal fue simplemente sobresaliente. No es habitual poder comer pescado traído directamente desde Galicia. Y, sobre todo, tan bien preparado como en este caso.
Los postres merecen mención aparte. Cualquiera de los tres estaba espectacular, pero esa crema de queso que ya destaca por su presentación, lo hace también en el paladar. Como fan de la leche frita, también es una opción muy recomendable. La torrija estaba también muy buena.
La atención fue muy buena en todo momento, tanto aconsejándonos sobre qué pedir, como estando pendientes durante la comida. Pudimos comer con total tranquilidad en la terraza cubierta.
La comida muy buena. Además de las fotos hemos pedido gambas rebozadas con mahonesa de wasabi y atún a la plancha, pero de esos no hemos podido contenernos y no hemos llegado a tiempo a la foto. Lo único a comentar es que entre plato y plato la espera se nos ha hecho un poco larga. El servicio muy amable. Nosotros hemos comido en la terraza y de estana muy a gusto.
Todo buenísimo, el tataki de buey mi favorito.
Es un sitio algo caro pero vale la pena totalmente. El servicio agradable y el ambiente bueno, con muy buena temperatura, a pesar del calor que hacía fuera.
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