A mí , personalmente, cuando me tratan bien ya me van ganando y es que el personal es súper amable, sin reserva que íbamos no hubo ningún problema para poder sentarnos y eso sí, con la celeridad de tener que dejar la mesa, comer en la terraza, pero hubo ganas de que así fuese. Ya para comer una buena bruschetta para compartir y dos cervezas frías. Como no teníamos mucho tiempo un plato de exquisita pasta de segundo, espaguetis matriciana, y de pesto con pistacho y burrata, estos últimos, de 10. Tocará volver con calma.
Estuvimos este fin de semana y ha sido un grato descubrimiento. Nos atendieron de forma amabilísima, sobre todo a mis hijos que quedaron encantados. Variedad en la carta con precios adecuados y nada desorbitados dada la zona donde se encuentra. Y los postres... Deliciosos. Para apuntar y repetir
El camarero muy amable y la comida deliciosa, un restaurante italiano de verdad. Especial mención al tiramisù muy bueno y casero.
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