Muy buenos cócteles y un ambiente perfecto para una buena charla tranquila. El local es pequeño y muy acogedor. Los cócteles rondan alrededor de los 10 euros. Pequeños, pero así puedes probar más de uno.
Uno de esos lugares en los que no hace falta ni pedir la carta, porque con decirle a George, el barman, qué te apetece tomar, él hace su magia. Un lugar fresco y agradable donde esconderse de este calor sofocante. Un auténtico "Backstage" en el que relajarse y disfrutar de una buena conversación, con muy buena música a un volumen perfecto para disfrutar de ella sin tener que gritar. George es inglés, pero tiene un abuelo de la Toscana, de una zona famosa por su mármol, Pietrasanta, tierra de artistas. Y se nota, porque George es la demostración de que la coctelería también puede ser un arte. Muy recomendable.
Comida no he probado, pero los cocktails son buenísimos, así que volveré más veces seguro!
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