Todo genial, ubicado al lado de la catedral, había mucho ambiente, los camareros están muy pendientes. Probamos el vermú, unos pinchos, el bacalao rebozado, croquetas de cecina y carrillera en escabeche, todo muy rico, todo por 40€ dos personas. Quizás nos faltó algo de postre, no tienen.
Ubicación inmejorable. A partir de las 12:30 ya tienen tapas calientes. La terraza tiene vistas a la Catedral y mesas con sillas altas. De precio nos ha parecido un poco caro (algunos de los platos) pero la calidad y el sitio se pagan también. Los camareros muy amables.
Fuimos este fin de semana a Burgos y nos topamos con este establecimiento. La comida es espectacular, su morcilla exquisita, las hamburguesas de Wayuu en su punto, el bacalao en tempura delicioso y la pata de pulpo espectacular. El trato del servicio fué muy cercano y nos hicieron sentir como en casa desde el primer momento. Volveremos sin dudar
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