Sitio con unas vistas espectaculares al embalse del Ebro, dueña muy amable y atenta, nada más llegar tomamos un par de coca-colas y nos sacaron un par de vasos de sopa de ajo buenísima, las croquetas nos recomendó coger mitad jamón y mitad de gambas, las dos buenísimas luego al terminar la comida nos sacaron para probar unas de queso azul con espinacas que estaban de lujo, espero que las terminen metiendo en la carta.
Pedimos la parrillada pequeña, y desde luego por lo costaba mereció mucho la pena, calidad precio perfecta. Nos quedamos con pena de no probar la tarta de queso y el coulant de chocolate por qué no podíamos más, pero como vamos a estar una semana más por aquí el sábado que viene remitiremos le haremos un hueco para los postres.
Ainhoa Gómez Beltrán (SEOmantica)
+5
De entrantes hemos comido provolone, wok de langostinos y croquetas de morcilla con piña.
Los tres buenísimos.
La parrillada muy rica, las costillas no son lo mío y sin embargo me gustaron.
El chuletón en su punto, con mucho nervio, eso sí.
Para cuarto personas nos cobraron 122,8€ cafés incluidos.
Este restaurante tiene un ambiente muy agradable, vistas al embalse, salón amplio y una carta variada y original. Todo lo que pedimos estaba riquísimo y les tengo que agradecer a las chicas que lo llevan que le hicieran a mi hijo un plato que estaba fuera de carta pero que por motivos de salud era lo único que podía comer. Es muy fácil de acceder al restaurante y hay aparcamiento de sobra en la misma puerta, lo cual nos facilita mucho la tarea a los que tenemos niños pequeños. Sin duda es un lugar en el que hay que parar sea la hora que sea, nosotros estamos deseando volver.
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