Eugenio González Pastor
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No vayas con hambre, pues te va a entrar allí. Un lugar rústico y encantador donde ir a disfrutar sin prisas, sabiendo que te esperan largas pausas entre aperitivo y aperitivo sin que por ello la experiencia sea peor, pues la comida es casera y muy natural, llena de tanto sabor que te vas a quedar lamiendo los tenedores hasta que te llegue el siguiente plato. Relación calidad-precio excelente, atención muy agradable. Repetiremos sin dudarlo.
Llegamos por recomendación de unos amigos y el sitio superó nuestra expectativas. Un sitio muy especial para pasar una tarde tomando unas copas o como para comer o cenar. El entrecot en su punto y servido con una salsa increible, me recordó mucho a una de un restaurante al que fui en Paris. Los postres son caseros y buenísimos también. Volveremos
Sitio increíble, hemos estado muy agusto. Buen ambiente y el trato por parte de los dueños muy cercano. La comida casera y se nota que esta hecha con amor. Sin duda un sitio para volver
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