Lugar hermoso en pleno Paseo de los Tristes. Nada más pasar te sorprende su decoración. Llevaba tiempo queriendo conocer el restaurante, atraída solo por su apariencia acogedora. La oportunidad se presentó este sábado, teníamos sesión en los baños árabes, a las 14:00 y necesitabamos comer pronto. Me acordé de este lugar y comprobé gratamente que se podía reservar mesa a las 12:30. Comimos tranquilamente, ya que al ser tan temprano no había ningún otro comensal. La atención diría que exquisita, a la altura de las delicias que probamos. La carta es muy extensa, te aconsejan super bien. Nosotros nos decidimos por los aguacates a la brasa, que en boca de mi pareja: "Es la cosa más deliciosa que he probado" . También por las alcachofas y como plato principal un Path Tai de pollo. Sabores fuertes, muy bien mezclados y equilibrados y un juego de texturas que hacen cada bocado una experiencia. También pedimos un postre que yo no probé, pero que olía de maravilla. Y todo regado con un aceite de oliva expectacular. Cuidan cada detalle, la vajilla preciosa, pedí agua y me la pusieron con una rodaja de pepino, me encantó. Estoy deseando volver para seguir probando sus platos. Es cierto que al sentarnos en la mesa me resulto muy estrecho, soy muy alta y me costó un poco entrar, pero una vez situada, estuvimos muy cómodos. Aunque sí es algo a tener en cuenta a la hora de reservar. En resumen una experiencia excelente que recomendamos. Muchas gracias por el trato, la simpatía, la amabilidad y la dedicación.

Encantados con la comida, local, decoración… pero especialmente encantados con la atención del personal. Era nuestro aniversario y además una fecha especial por otros motivos. Todos nos felicitaron, nos invitaron a una copa de cava y pusieron vela en el postre. Blessing fue muy atenta y servicial. Se agradece cuando uno es atendido con esta delicadeza, Gracias, fue una noche inolvidable 🫶🏻