Probamos el menú degustación por 60 euros (sin incluir bebida). Los camareros hacen de la experiencia algo realmente agradable, tratándote con amabilidad y explicando los platos con mucho cariño. La bebida tampoco nos pareció cara, 3 euros tanto la copa de cerveza como la de vino. En cuanto al menú, tanto los aperitivos como los entrantes estaban espectaculares, merece la pena probarlos. Hay mucha variedad y se nota la calidad de la comida. Los principales estaban buenos, pero en nuestra opinión descendían en calidad respecto a lo que habíamos tomado anteriormente. El plato de pescado no nos llamó nada la atención, y el solomillo no estaba en el punto debido para nuestro gusto. En general la comida estaba buena y se nota el trabajo que lleva haber elaborado todos esos platos. Sin embargo, el postre fue una decepción. Nos hubiera gustado que también fuera una degustación de postres y no una ración de tamaño normal de uno solo, ya que si como a nosotros no te gusta el que sirven la sensación con la que te vas no es buena del todo. El postre era de manzana y helado de kéfir, y aunque no dudo que a otras personas les pudiera gustar, a nosotros se nos hizo cuesta arriba comerlo. El menú degustación merece la pena por el precio, aunque da la sensación de que va bajando la calidad según avanza el mismo. De todas formas nos llevamos una muy agradable experiencia y repetiremos probando la carta ya que el tipo de cocina que preparan nos pareció muy buena.

Fue una experiencia estupenda. Pedimos el menú degustación. Nos pareció muy buen precio para la calidad de la comida y la atención del personal. Quizás lo que nos pareció más flojo fue el postre.