Buena comida y muy abundante, el personal es amabilísimo y está atento en todo momento. Con dos medias raciones y un plato principal para cuatro personas y nos sobró comida, no pudimos ni pedir postre. La decoración curiosa acompaña el lugar. Mención especial para los perritos calientes, gigantes y deliciosos! Al final nos dieron un chupito sin alcohol a elegir de varios sabores muy rico. Para repetir si volvemos por la zona sin dudarlo.

Fuimos un grupo de 16 a comer. Algo complicado en la reserva, debe ser que generalmente está muy lleno y nos sugirieron que fuéramos muy puntuales (cosa normal) y que lleváramos pensado lo que queríamos pedir (y eso que reservamos a las 13:00). Los entrantes muy buenos. Pedimos Nachos Tejanos y patatas Tatanka estas últimas muy destacables, realmente buenas. En los principales flojeó un poco más. Hamburguesas muy correctas, con elección de pan (chapata o bollo) Sin embargo la hamburguesa de Buffalo al Bourbon tenía un exceso de éste último que nos hizo dejar el plato a medias, el sabor a alcohol no dejaba saborear nada más, quizá fuera mala suerte, porque dudamos que con tal cantidad de Bourbon el plato fuera disfrutable. También pedimos unas alitas Texas, y cierto que fueron correctas, pero quizá esperábamos algo más para unas alitas estilo "americano" (aquí solo fueron alitas partidas fritas sobre lechuga cortada) En los postres de nuevo la expectativa fue mayor al plato. Al leer "Brownie Pink Panther" quizá esperábamos algo más que trozos de brownie de chocolate rodeando a un bollo de pantera rosa recién salido de su envoltorio. No diría que estuvo malo, ni mucho menos, pero sí que pensamos que sería otra cosa. Tras el postre, la casa invita a unos chupitos de sabores (fresa,chocolate,vainilla o café con leche y crema de orujo). Muy, muy ricos. Dan ganas de pedir más. Por último comentar que en el trato fueron muy agradables, y que los menús para niños también estaban muy bien (que no sólo los adultos tienen que comer).