Lo primero a valorar en un restaurante es la hospitalidad. Aquí la tienen, intentan hacer lo mejor posible para agradar a sus clientes. Cada uno aporta lo que puede y sabe.
La comida es buena, con un menú degustación muy regular en todo momento. Platos bien elaborados, sabores conseguidos y todo bien pensado. Y con Cariño.
Desde mi punto de vista a mejorar: De 3 últimos platos dulces, los 3 tienen helado. Con lo visto de técnica, conocimientos y creatividad del chef, algo diferente se podría hacer. Y tendría más sentido servir 3 pequeños bocados de petit fours en la sala de arriba en lugar del plato “leche con galletas”.
Carta de vinos buena y variada (excepto en cavas y champagnes) con opciones de vinos a copa.
En mi caso algunos problemas de temperatura del vino, pero bien solventados.
Servicio en sala bueno, dan lo mejor de sí pero creo que se debe mejorar el tempo, para que todo sea más fluido. Dar menos paseos innecesarios, servir vino cuando toca, retirar copas vacías…
Relación calidad precio: Excelente. Menú a 68 (iva incluido) con productos de calidad, con 4 personas en cocina y 3 en sala.
Valoración en base a precio, y el hecho de que es un restaurante con estrella Michelin.
Una experiencia increíble. Fui a celebrar mi aniversario con mi marido y tuvieron un detalle maravilloso con nosotros que nunca olvidaremos. Nos atendieron con mucho cariño, todos los miembros del restaurante fueron súper atentos y amables, definitivamente se nota cuando haces las cosas con amor y trabajas de forma impecable. Tuvieron en cuenta una intolerancia que tengo y adaptaron los platos a ello, lo cual agradezco muchísimo. La comida sin duda alguna de las mejores que he probado en mi vida, los productos 100% aragoneses y sus preparaciones exquisitas y perfectas nos dejaron sin palabras. Es un restaurante de 10 con una decoración original y de muy buen gusto. Sin duda volveremos muchas veces más. Gracias a todo el personal por atendernos de esa forma tan especial, quedamos absolutamente felices.
Vinimos desde Valencia expresamente recomendados y puedo asegurar que ha sido nuestra mejor experiencia gastronómica hasta el momento. El trato es muy personalizado y las camareras están siempre muy atentas a cualquier cosa que puedas necesitar. La comida es sencillamente exquisita. Presentación y sabores muy cuidados y sorprendentes y el local es una pasada en cuanto a ambientación. Los tiempos son perfectos. Además, tuvieron un detalle final con nosotros que hará que no nos olvidemos nunca de este establecimiento en Huesca, la capital mundial.
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