Desde hace años venimos aquí. La dueña, Loretta es super amable y la cocina es siempre excelente. Nosotros pedimos el menú, que consiste de un entrante, pan, una sopa , una ensalada, el plato principal (se puede elegir entre varios platos) y un postre. El vino es incluido. El ambiente y las vistas son increíbles.
Hemos leído los estupendos comentarios del restaurante y hemos de avalarlos. Estupendo paisaje, restaurante con encanto rural, atención impecable. Comida buenísima. Al llegar vimos que no se admiten tarjeta ni bizum, por lo que, al no llevar efectivo suficiente, la dueña nos invitó a entrar y al final nos dio el número de cuenta para pagar al llegar a casa, donde tuviésemos cobertura, pues allí no había.
Un lugar perdido en mitad de la nada entre Jalón y Bernia.
El Restaurante es en sí una Casa de pueblo antigua donde cada estancia es un lugar idóneo para mesas de grupos de comensales. Nada más llegar te ponen una botella de agua y otra de vino ya decantado. Cada vez que se vacía el vino, te rellenan la botella.ñ, todo ello acompañado de pan y una tapa, en nuestro caso fue patatas bravas, pero no las típicas españolas, aunque aún así estaba en muy ricas.
A continuación te ponen una olla de barro con sopa de verduras, dónde puedes repetir las veces que quieras, seguido de una ensalada y finalmente un plato principal a elegir entre pollo, pato, solomillo de ternera o cordero, todo ello acompañado de verduras y salsas a elegir. Todo bastante delicioso y el personal muy atento, rápido y servicial.
Tuvimos la suerte de presenciar musica en vivo, eso sí, propina aparte para los músicos.
No es el mejor sitio donde he comido pero sí ha sido una grata sorpresa, recomienda bla experiencia.
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