Un lugar donde miman un escogido producto, que lo cuidan con cariño y profesionalidad en los fogones, bien presentado, con un servicio de sala atento y diligente, una bodega cuidada, con un precio con muy buena Relacion Calidad/Precio y un entorno bonito... no se le puede pedir más. Su visita, una experiencia memorable. ¡ Hasta pronto!
Ubicado a un costado del río, rodeado de frescura y naturaleza. Cada bocado fue un viaje de experiencias, desde la mantequilla ahumada, pasando por las croquetas y el pastel de pescado divinos, el pescado a la brasa e incluso ¡la lechuga! hasta el postre de pastelito de queso. Delicioso y exquisito. La atención inmejorable, nos atendieron con una gran sonrisa y una amabilidad desbordante.
Tradición, cariño y técnica en cada plato. Imprescindible pedir los callos. ¡Auténtica locura! Servicio cercano y que cuida todos los detalles. Felicidades al equipo, ¡qué experiencia!
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