Paramos allí por recomendación de un familiar. El sitio es muy bonito, aunque está un poco escondido, hay para aparcar abajo sin problema. No reservan, se entra por orden de llegada.
La comida está muy buena. Pedimos un chorizo a la sidra que estaba espectacular, de los mejores que he probado. También una tabla de quesos de la zona, que a quién le guste el queso, y más los quesos fuertes, le van a encantar.
Y de plato principal un cachopo, que viene con patatas y pimiento. Creo recordar que dijo el camarero a los de la mesa de al lado que solo los hacen de jamón y queso. Es muy grande, perfecto para compartir. Me gustó el que viniera cortado en tiras para no estar luego pegándose con él, porque ya digo que es grandote.
Con estos tres platos ya acabamos muy llenos, por lo que no llegamos a pedir postre.
De precio normal, sobre lo que están todos los precios por ahí ahora mismo. Lo más caro el agua, que por lo que cobran podían poner al menos las botellas de 1,5L.
La comida, espectacular, excepto uno de los postres, que para mí gusto, estaba un poco dulce. La camarera, un encanto, pero el comedor era un horno. El sistema para comer es un poco peculiar. No admiten reservas. Vas allí y esperas que abran ( a la 1.30 ). Cuando hemos llegado ya había un montón de gente esperando, pero hemos pillado mesa. Si no, te toca esperar
José Carlos García Ferreiro
+5
Fuimos recomendados por un amigo, el día anterior estuve llamando para reservar y me fue imposible (no hacen reservas) el horario de comida es de 13:30 a 16:00 y el de cena de 20:00 a 23:00, tienes que ir y esperar turno, nosotros estuvimos a las 13:09 y fuimos los segundos, la gente que había estado decía que otras veces habían esperado hasta una hora.
El sitio genial, la atención más de lo mismo y la comida riquísima, lo mejor al final es cuando pides la cuenta casi no te crees lo que pagas , todo un acierto volveremos sin duda, las veces que vayamos a Asturias.
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