Juan Jose Jimenez-Orta Rivero
+4
El sitio no podía estar más chulo, perdido en mitad de la montaña. El servicio muy rápido y atentos. Pedimos 3 platos por un precio razonable y una cantidad brutal, los platos eran:
Sopa de pescado. Muy rica, el sabor del caldo muy intenso y sabroso, lo único como gusto personal, le hubiera quitado las cáscaras y los restos de los productos utilizados para hacer el caldo, porque era un poco incómodo de comer.
Fabada asturiana. Lo mejor de lo que pedimos, buena cantidad, y bien cargada de condumio, ni un pero.
Cachopin. Estaba muy rico pero no sé si lo recomiendo del todo, el empanado nos resultó algo grasiento y duro, el queso de dentro estaba rico, pero me esperaba quizás algo más.
Los comentarios no engañan, es un restaurante en medio de la montaña (cuando creas que no llegas, estás cerca) en el que la atención y el sabor son excelentes.
Llegamos una hora antes de cierre y nos atendieron como si acabasen de abrir, sin prisas ni agobios.
Pedimos de tapas, gambas con gabardina y muy ricas.
El cachopo es el mejor de los 3 que hemos probado en el viaje que hemos hecho, es de jamón serrano con queso y el jamón es riquísimo y el queso es suave, no es para nada fuerte.
En cuanto a postres, comimos tarta de queso y tarta de nueces.
Un pequeño restaurante perdido en mitad de la montaña. Íbamos con reserva previa ya que leímos los buenos comentarios y el sitio no nos defraudó, los dueños fueron encantadores y la comida increíble en cantidad y en calidad. La fabada y el surtido de quesos increíbles.
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