Cierra los ojos y pide un deseo…. Podría ser esto! Encontrar siempre la misma calidad y el mismo sabor. Restaurante pintoresco, pequeño con sello de identidad. Un deleite para el paladar y un acierto seguro. Sus raviolis de bogavante perduran en la mente por siempre una vez que los has probado, el cabrito, sabroso, merece esperar todo el tiempo de espera que tiene. Todo te deja un recuerdo grabado en la memoria y muchas ganas de repetir. Es la calidad, el sabor y la Atencion.
Solo estuvimos en Lleida unos días, pero queríamos venir a comer aquí sí o sí. Conseguimos mesa porque otra había cancelado su reserva.
La comida está buenísima, pero lo mejor fue la atención recibida por parte del camarero. Le pongo solo 5 estrellas, pero se merece 10.
Recomendable al 100%
Muy buena calidad de producto y presentación excelente, las raciones son generosas y la comida está muy buena.
Sitio recomendable para celebraciones y ocasiones especiales.
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