Llegamos por casualidad y comimos rápido y de lujo.
La cocina no cierra a medio día, por lo que si tu vuelo llega tarde y necesitas un sitio céntrico donde comer puedes parar aquí.
Pedimos unas patatas bravas (no picaban pero la salsa estaba buenísima), calamares a la andaluza (con un rebozado crujiente y sobre una cama de un pesto casero espectacular) y unas ortiguillas (el plato más caro, pero se nos antojaron y mereció la pena).
Platos con buena cantidad, bien presentados, ricos y los camareros muy educados y atentos.
Lo que no me gustó fue el baño, es unisex y olía mal, pero es la única pega que pondría.
Vanesa Valle Rodriguez
+5
Me encanto. Todo riquisimo. El camarero super profesional
Establecimiento bueno. Personal muy majo y profesional. La comida estaba bien sin ser nada espectacular, pero las mesas son muy pequeñas tanto fuera como dentro. Servicios bastante sucios y unisex.
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