Restaurante precioso y mágico, perfecto para disfrutar de la noche granadina a una temperatura ideal.
Había bastante gente, pero en el jardín hay separación suficiente entre las mesas para que la cena sea tranquila e íntima.
Personal muy agradable y atento. Una característica a destacar es que el personal “no agobia” ni “atosiga” a los clientes. Nos atendió Antonio, y tuvo un trato muy amable, profesional y hasta llegó a ser gracioso.
Respecto a la comida, la ensalada Ítalo es muy correcta, las pizzas, que fue lo que probamos, también son de calidad, además de tener un tamaño muy generoso. El precio también es muy adecuado.
Cuenta con aparcamiento gratuito en la puerta, algo que se agradece.
Sin lugar a dudas, recomiendo y volveré pronto.
Un restaurante precioso, la comida increíble y la atención del personal inmejorable. Fue nuestro aniversario y nos pusieron unas velas en la mesa con pétalos y nos invitaron a un chupito. Repetiremos sin dudarlo.
Si quieres ir a un restaurante donde te ofrezcan calidad y tranquilidad, este lugar es ideal.
El ambiente es muy romántico y elegante, el servicio muy profesional y la comida exquisita.
Tanto la zona de exterior con árboles y lucecitas para verano como la zona interior para el resto de meses, son muy bonitos y perfectos para pasar la velada.
¡El sabor de cada plato no puede ser mejor!
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