La experiencia gastronómica que tuvimos fue absolutamente deliciosa y memorable. Cada plato que probamos fue una auténtica delicia para el paladar. Comenzando con un revuelto de hongos que estaba simplemente exquisito, con sabores que te transportaban al bosque con cada bocado. El tomate, fresco y vibrante, era una explosión de sabor en cada mordisco. Pero las sorpresas no terminaron ahí. Las chuletillas, tiernas y llenas de sabor, se deshacían en la boca, dejando un regusto increíble. La ración de merluza fue generosa y su preparación destacaba por su frescura y calidad. Cada bocado era una muestra de lo que significa cocinar pescado a la perfección. Y, por supuesto, no se pueden pasar por alto las patatas fritas, que estaban crujientes por fuera y tiernas por dentro, acompañadas por un vino que realzaba aún más los sabores de la comida. Pero no solo la comida nos impresionó, sino también el trato amable y atento del señor que nos atendió. Su hospitalidad y atención al detalle añadieron un toque especial a la velada. Realmente, fue una experiencia que nos hizo sentir verdaderamente bienvenidos y cuidados. En resumen, esta experiencia culinaria fue un auténtico placer en todos los sentidos. La combinación de sabores exquisitos, calidad en la preparación de los platos y un servicio amable y atento la convierte en una experiencia que merece ser recordada y repetida.

Qué rico todo… el revuelto de hongos… el tomate… las chuletillas… la merluza menuda ración! Las patatas fritas… el vino. Y lo amable y atento el señor que nos atendió. Asi da gusto de verdad.