Si eres de los que busca un resumen del lugar en una frase: buena comida a buen precio. Si buscas algo más, sigue leyendo. El restaurante está situado en una plaza con arcos muy bonita. Tiene una terraza con unas 6 mesas creo recordar pero nosotros comimos dentro por si nos pillaba algo de viento. El local es acogedor y tiene una segunda planta con unas cuantas mesas más y un ventanal que da a la plaza. A mi me gusta leer las reseñas buenas pero, sobretodo, las malas; así me hago una idea de lo malo que puede pasarme. La verdad que, en nuestro caso, no hemos tenido objeción alguna. Trato de los camareros y responsable más que correcto. Atendieron a todas nuestras peticiones. El primer plato a compartir es verdad que tardo un poco más de lo deseado. Pero totalmente comprensible teniendo en cuenta que la cocina habría a las 13:00 y a esa hora ya estábamos sentados. El segundo y el postre en tiempo correcto. La comida muy buena y casera. Bravas con un toque picante, la pasta con un pesto muy conseguido, los gnocchi con una salsa gorgonzola que para nada se hacia pesada. Para mi gusto, el plato estrella de los que probamos: las albóndigas con sepia. Carne compacta pero sin ser mazacote con una salsa con un sabor intenso a mar y abundantes trozos de sepia tierna. La ración de pan generosa. Vale la pena conocer sitios donde te dan de comer a un precio comedido en pleno centro turístico. Sin duda, si hay que volver a Peratallada, el Pou Dolç volverá a recibir nuestra visita.

Nos acogieron en este restaurante sin tener reserva. Como llevábamos bebés nos pusieron en un rincón apartaditos en el que estuvimos muy agusto. El servició fue muy amable y atento, el lugar muy encantador. Las ensaladas son espectaculares, los demás platos son muy normales pero comimos muy a gusto.