Con motivo de celebrar un día especial, decidimos ir a comer al medio día, pasar la tarde-noche y quedarnos a dormir. Es un complejo que integra restaurante, bar de copas, meriendas, etc. y alojamiento en cabañas de madera. Antes de reservar estábamos en duda porque hay comentarios de todo tipo, pero ahora me alegro mucho porque nuestra experiencia ha sido muy buena.
Lo conocía solo de invierno y siempre habíamos estado en el interior para meriendas especiales tipo crep y batidos. Esta vez comimos en la terraza exterior, era sábado al medio día y al llegar sólo estábamos dos mesas. Conforme avanzaba la tarde se fueron ocupando el resto de mesas de la terraza.
Hay que resaltar que se respetas las distancias de seguridad a la perfección, incluso hay diferentes materiales separando las mesas como palet de madera y otros elementos decorativos. Dispensadores de hidrogel por todos lados, incluido uno propio en la puerta de cada cabaña.
La decoración me parecía muy bonita, tipo chula out, decorado con detalle y cuidado. Detalles en el menaje con manteles individuales de esparto y cubiertos de latón en dos colores y platos de pizarra.
La comida muy rica, algo escasa para mi gusto, pero bien cocinada y elaborada. Pedimos gyozas del chef para compartir (4 unidades). Como platos principales: Secreto (que llevaba patatas cocidas como guarnición) y Tartar de salmón, mango y aguacate.
Nos hospedamos en una cabaña a doble altura muy coqueta. En el exterior terracita con mesa y sillas de madera. En el interior, planta baja con saloncito, cocina y baño con bañera de hidromasaje. En la planta de arriba la cama redonda que me ha parecido muy cómoda. Llevábamos nuestras almohadas porque leímos en unos comentarios que eran cojines y somos algo delicados para ese tema. El tema de la limpieza me preocupaba un poco, pero me pareció perfecta. El personal amable y servicial.
Gracias por vuestra atención.
Ana Isabel García Esteban
+5
Ayer fui con mis amigos por primera vez por varias recomendaciones que nos habían hecho y fue espectacular.
El ambiente fantástico y la comida más de lo mismo.
Me encanta la tranquilidad que transmite.
De comida nos pedimos unos noodles de pollo y ternera, una hamburguesa chill y una presa y buenísimo todo.
El sitio es una pasada, la decoración, la terraza al aire libre con música en directo que hace que las horas se pasen volando. Se puede merendar, cenar, tomar unas copas...
La atención y el trato es muy bueno, y la comida riquísima, la Carta es muy variada, desde pizzas, hamburguesa... Hasta wok asiáticos, ensaladas.... Un 10!
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