Sitio muy familiar. Nos trataron estupendamente, la comida, a pesar de ser sencilla era buena y estaba bien hecha (las patatas fritas estaban bien hechas, son finitas y crujientes). El tiempo de espera quizás fue un pelín largo, pero era domingo a medio día y estaban hasta arriba de gente. Recomiendo reservar con antelación.
1 refresco, dos aguas con gas, un agua grande, pan con all i oli, pechuga de pollo con patatas y ensalada, bocadillo de queso y un platito de patatas, 38€.
Comida informal en un sitio tranquilo y acogedor, un poco aislado y alejado de todo ruido. Para cenar se debe estar de maravilla.
Este sitio apartado, siempre merecerá una visita ex profeso para comer cualquiera de sus elaboraciones. En mi caso probé la ensalada con galletas fuerte y la hamburguesa casera que estaban de lujo (creo que sólo las hacen los jueves) y he oído maravillas de las sardinas de allí (creo que hacen los martes). El personal muy agradable y atento.
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