Estuvimos la semana pasada dos adultos y dos perritas muy pequeños. Preferimos quedarnos a comer en la zona de la barra aunque la encargada, con mil amores, nos indicó que podíamos pasar a cualquiera de los tres sitios (sala, zona de la barra o terraza). La comida fue realmente excepcional y muy bien trabajada. Una comida casera y en un restaurante muy familiar. Las raciones son altamente generosas y para nada te vas con hambre de allí. Mi recomendación es que no se desayune en casa antes de ir allí, pues es altamente generosa la cantidad de comida que te sirven. El servicio fue muy bueno pues mayormente nos atendieron dos chicas jóvenes que eran hermanas y que fue una maravilla ver cómo nos trataron y el detalle de poner agua con hielo fresca para nuestras perritas. Eran rapidas, amables, honestas y muy profesionales. Lo mejor de todo es que hablaban tanto español como francés de manera indiscriminada y con una soltura impresionante. Se trata de un establecimiento en una zona envidiable y con unas vistas impresionantes pero sobre todo con la esencia de entregar un servicio de calidad, en un ambiente cercano, familiar y muy amigable. Te atienden con una sonrisa de oreja a oreja y además todo el mundo es bienvenido (tercera edad, adultos, familias, niños, matrimonios, singles, etc...) Sin duda alguna me gustaría resaltar el cariño y la amabilidad con el que nos trató Paloma y el chef de cocina que posteriormente salieron a saludar y a preguntar qué tal había ido todo y nos recomendaron la forma más cómoda para poder llegar a nuestro próximo destino y comprar algo de queso. Es un restaurante altamente recomendable y de hecho nosotros, volveremos!!!!