Un sitio diferente muy recomendable. No soy mucho de dejar reseñas, pero el lugar y sus dueños se lo merecen. Lo vimos de casualidad andando por la calle.
La comida muy buena (te traslada a Alemania totalmente) el servicio, excelente; pero lo que quisiera realmente destacar es lo acogedor que es el local.
Desde luego es para repetir. Encima fueron tan amables de dejar entrar a nuestra perrita. Lo dicho, una gran cena que siempre recordaremos, la pena es que nos pille tan lejos de casa.
Un restaurante especial, familiar, cocina alemana-alsaciana, con platos bien elaborados, productos frescos y de calidad en un local acogedor. El trato fue estupendo, atento y cercano que hizo que la velada fuese muy agradable. Cenamos cuatro personas, la relación calidad-precio razonable. Es un lugar al que hay que visitar si andas por Santander.
Lugar acogedor y agradable para cenar de manera diferente, platos originales y buena calidad.
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