Fue de los mejores sitios que pisamos en Sevilla. Para quien se aloje en el Hotel Murillo viene de perlas este sitio ya que lo tienes a un paso literal del mismo hotel. El primer día fuimos a comer un postre y un café, el postre espectacular. Durante varios días baje a tomar café incluso a desayunar (fotos). Y el último día que nos veníamos para Madrid comimos de carta, nos pedimos un gazpacho, carrillera y la ensalada Murillo además de probar la tarta de chocolate. Tanto Abril como María siempre nos trataron muy bien hacen que te sientas agusto dentro del restaurante.
Un lugar mágico, como es todo el antiguo barrio judío de Sevilla. La comida muy buena. Probamos allí un desayuno tradicional. Quizá faltó que nos asesoraran para haber pedido algo más. Colinda con la famosa y visitada Calle de los Besos, en donde desde los balcones de los edificios ubicados en frente, los antiguos enamorados y, por supuesto, los actuales también, se ponían y ponen cita, alcanzando a darse de un lado a otro de la "calle", besos y algo más... Es un punto obligado de las excursiones de turistas pasar por allí y tomarse fotos. Otro día pasamos en la noche, y las tapas, las papas bravas y las gambas son especiales. El café mañanero en el Rincón de Murillo muy bueno.
Es un buen lugar, la comida buena. Recomiendo la paella de mariscos, es excelente y el surtido de croquetas es muy bueno.
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