El sitio es muy bonito, muy bien decorado y ambientado. Atención continua del personal de sala, quizás hasta demasiado, porque en algunos momentos sentías que no podías charlar tranquilamente o bien tardar un poco más en decidir o comer, y en nuestro caso el local no estaba ocupado apenas. La comida estuvo muy buena, buena presentación, y los platos salieron adecuadamente en orden. A la hora de retirar los platos uno de nosotros no había terminado y sin embargo, retiraron el resto, creo que debían haber esperado a que todos acabasen. Por lo general bastante bien.
Reinventándose en un restaurante han logrado crear lugar agradable donde cenar y alargar la velada con copas y música del momento de la mano de un buen Dj. Carta mo muy extensa pero con buena presentación y elaboraciones. Carta de vinos interesante. Precio medio-alto pero merece la pena.
Terraza espectacular en la noche, con mucha vegetación. Hay muchos camareros, aunque no están divididos por mesas y no sabes a quién dirigirte. Pedimos huevos rotos con tartar de atún y habitas ( muy bueno) y pollo tandoori con arroz ( el pollo muy sabroso, aunque muy escueto en un plato enorme con nada de arroz). Nos llamó la atención el servicio de pan, que en verdad es por la atención que fueran 5€. Volvería por la tranquilidad, la música y lo bonito del lugar.
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