Encontramos este restaurante por casualidad, paseando por Tarancon.
El morteruelo delicioso !
Los portees impresionantes !
La torrija deliciosa y los canutillos para que decir !
El personal discreto y profesional.
Se notaba que los lugareños son asiduos.
Precios ajustados según relación calidad/precio.
Después de cenar he de confirmar que disponen de un menú estupendo con unas cantidades sobresalientes.
En el patio interior tiene un sistema de difusores de agua para combatir el calor que viene estupendamente para esas jornadas con temperaturas insoportables, no gotea ni moja... pero refresca que da gusto, el camarero es un crack.
Paramos para el aperitivo, y no defraudó. Lugar super limpio, tiene un pequeño patio en el interior, unos boquerones caseros y queso manchego buenísimo. Sin duda, recomendable 100%. Carta variada para almorzar estupendamente. Personal muy correcto y amable.
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