Excelente tanto en el servicio como en la elaboración, calidad y tamaño de sus raciones y tapas. Los postres también siguen la misma línea. Amplia variedad de vinos y cervezas para maridar. Se nota el cariño puesto en el negocio. He repetido y seguiré repitiendo. Sin duda, ya es uno de mis preferidos.
José Miguel Real Isidoro
+5
Hemos estado varias veces y siempre muy satisfechos. Productos de primera calidad y platos muy originales con una atención extraordinaria. Recomiendo las ostras, exquisitas, las pavías de ostras, deliciosas. La presa, el cochinillo asado… de 10.
José Miguel Mejías del Río
+5
Fuimos cuatro adultos con cuatro niños. Lo primero, decir que la ubicación es tranquila, comimos fuera y los niños tenían espacio para corretear sin miedo de los coches y sin molestar a los demás clientes (en la mesa de al lado también había niños y acabaron todos jugando juntos).
Nos ofrecieron también el menú de la tienda de comida para llevar y de ahí les pedimos a los chicos lasagna y pollo, los cuales probamos los padres y podemos dar cuenta de que estaban buenos. Los niños no dejaron ni las migas.
La comida muy buena, las tapas y raciones están bien servidas y los precios son adecuados (no es lo mismo pedir una tapa de bravas en el bar de abajo que te cuestan 2,5€ que una empanadilla de pato a la naranja que requiere otras materias primas y mucho más trabajo, y con todo y con eso los precios están muy, muy contenidos).
Nos gustó mucho que se salen de lo típico (no más tataki de atún, por favor!), son muy innovadores y la carta es sorprendentemente amplia. Hablando con los cocineros después de almorzar nos decían que cambian la carta según los productos de temporada, además de surtirse de productores locales, lo que significa que merecen una visita cada dos o tres meses para ir probando lo que tienen en ese momento en carta. El brioche de salchica es maravilloso, y el taco no está nada mal, muy al contrario.
En cuanto a los postres, nada de pedirse uno para compartir, mejor pedir uno por cabeza porque saben a poco. El tocino de cielo con helado de limón es brutal. Eso sí, tienen tres o cuatro postres hechos en el día, por lo que no aparecen en la carta (no he puesto los nombres porque no me acordaba).
El servicio fue siempre correcto, en todo momento hay dos o tres camareros pendientes y no es necesario llamarlos, al más mínimo gesto se acercan. Fueron retirando platos, vasos y botellas vacías con celeridad, lo que ayudaba a que la mesa no se congestionase (y una mesa donde se sientan cuatro niños, se congestiona rapidísimo).
Por ponerle una pega, que está en Tomares y nos pilla lejos de casa!
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