No te arrepentirás
Pequeño muy acogedor entre el puerto deportivo el casco viejo.
Diseño del local entre rústico y moderno.
La carta es completa centrándose sobre todo en ofertas de pescado. Personal muy atento y amable sin llegar a ser agobiante.
No es barato, pero sin duda es un lugar para repetir
Nos atendieron muy bien. Un rodaballo salvaje y un pulpo de morirse, las vieiras del tamaño de mi casa y una buena selección de vinos. Muy recomendable, y el precio 60 por persona, con café y sin postres. Servicio normal y tampoco excesivamente cercano, aún yendo con clientes habituales.
Cuando uno quiere comer comida casera con un toque profesional y de calidad.
Pescados auténticamente frescos y perfectamente cocinados cuando pasan por el horno o por una cacerola que les convierte en guisos de la abuela.
Inolvidables calamares encebollados, que no hay en los mejores restaurantes.
Merece la pena pasar un día de buen comer.
La bodega muy digna aunque un poco corta, pero no penaliza por que está muy bien seleccionada
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