Marly de toda la vida. Me gusta que hayan guardado el estilo de siempre. Un gustazo sus gritos y eso de pagar según los palillos que cuentan en la bandeja. Pero sobre todo hay que ser honesto
Despuès de casi un año de cierre, vuelve, intentando mantener la misma lìnea de oferta y, de momento, la mantiene.
Como oferta emblema, unos fritos de calidad, nada grasientos y muy variados, acompañados de otras banderillas de encurtidos y similares.
Solo le falta recuperar la parroquia habitual que, conforme se vayan enterando, seguro que vuelven.
Croquetas y gildas caseras muy ricas, especial atención a la de boquerones. El único punto malo es que están muy blancas en lugar de tostaditas y eso resta a la vista porque luego de sabor están muy buenas, y que calientes estarían mejor.
No se puede pagar con tarjeta.
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