En una escapada casual con uno de mis mejores amigos, terminamos cenando en este pedazo de restaurante. Sus platos y combos son completísimos, sabrosos y contundentes. Todos vienen acompañados de guarnición (patatas o ensalada) y bebida. Y qué decir del postre... Tuvimos la ocasión de paladear su exquisita tarta de coco casera, que nos elevó a los cielos que corona la Hermita de Nuestra Señora de Las Vacas (donde, por cierto, se encuentra una reliquia de la capa de Santa Teresa de Jesús). El servicio nos atendió de forma muy amable y los tiempos en cocina... impecables. Repetiremos, ¡sin duda alguna!
Llegados por casualidad a este sitio, nos ha sorprendido gratamente con las delicias que tenían en la carta, y el resvicio dispensado.
Sin duda, recomendamos, y esperamos volver en breve.
Nota, hemos venido desde Valladolid.
La atención muy buena, el personal muy amable y atento, la comida riquísima y de cantidad muy bien también, repitiremos
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