Local con una decoración elegante, y un ambiente muy agradable. La carta varía según la temporada. La oferta de platos se ajusta a lo que se entiende por cocina creativa. Ofrecen una gran variedad de opciones, y desde el momento en el que te sirven te recomiendan el número de platos a escoger según el número de comensales. Nosotros éramos 3, y nos recomendaron elegir 4 platos, y no fallaron, aunque todo depende de la cantidad de comida que te guste comer. En nuestro caso, no nos gusta salir rodando. Todo lo que elegimos estaba buenísimo: pan chino, berenjenas, cebollas asadas y panceta. La presentación de los platos fue sumamente cuidada, y el tiempo de espera entre plato y plato fue el adecuado. Los postres: buenísimos también; tarta de queso y otro llamado chocolate, chocolate y más chocolate. La atención fue muy buena, especialmente de la camarera encargada. El camarero que nos atendió fue correcto, nos explicó cada uno de los platos cada vez que llegaban a la mesa, aunque pensamos que necesita conectar un poco más con el comensal. Aún así, un trato correcto. Si viviéramos en Avilés, no hay duda de que volveríamos.