La realidad es que llevaba tiempo queriendo visitar este restaurante pero la realidad no ha sabido cumplir con las altas expectativas que tenía, en parte gracias a los comentarios y puntuación.
Nada negativo que decir de la comida, eso es cierto, pero tampoco me ha vuelto loca.
He probado ambos menús degustación (el vegetariano y el otro) que suman unos 90 euros aproximadamente. El vegetariano no me mereció nada la pena.
Las recomendaciónes del chef que pidieron la pareja amiga con la que fuimos, eran otra cosa, también es cierto, pero nada para tirar cohetes o querer repetir.
Pagamos 4 personas, postre solo los de los menús degustación, una botella de vino de Lanzarote y agua, 214 euros. 🤯
El restaurante parece mostrar la decadencia de lo que un día fue. Esto es un detalle que va fuertemente en contra del minimalismo que quiere mostrar su decoración. Maderas cuyo barniz se ha descascarillado, paredes amarillentas tras el teppan (plancha) y pomos de los armarios descolgados, son un ejemplo.
El trabajo del Itamae (cocinero) me pareció perfecto. Adjunto fotos.
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