Lo descubrí por un artículo en Internet y me encantó. Para mí es todo lo que espero de un bistro francés, con un toque se sofisticación en la carta que hace del sitio un lugar muy recomendable. El local es agradable, el personal es muy cercano y atento, y la comida está increíble. Hay un menú para 2 que trae ostras y distintos tartares de salmón, corvina, ceviche... para compartir está muy bien. La hamburguesa de foie es de locura, y los postres.... ay los postres! Esa tarte tatin de manzana es todo un capricho. Relación calidad-precio es buena. Tiene aparcacoches.

No está mal, pero id mejor con oferta o cupón. Gracias a que reservamos a través de un club gastronómico y, nos salía más barato, no me ha dolido tanto en la cartera comer en este restaurante. El ambiente es excelente, bastante tranquilo con muy buena música. Además hacen brunch con un saxofonista en directo. Te esperas un rollo muy francés pero nada más lejos de la realidad. La comida varía un poco, tienes platos muy elaborados y otros que parece que los hace un concursante de masterchef de los que eliminan al principio. De primero, pedimos la Parmentier (que estaba muy buena) y la sopa de cebolla. La Parmentier debido a que tiene trufa el tamaño de la copa en la que te lo sirven es mínimo comparado con el de la sopa de cebolla, que el tamaño es idóneo. Vamos, que te la terminas enseguida y toca entablar conversación (quieras o no) mientras la otra persona se da prisa por terminar el plato. De segundo, confit de pato y mejillones normandine (aceptables). El confit de pato estaba muy bien confitada la piel pero algo seco por dentro. La presentación psé, el pato y patatas alrededor al estilo bar de carretera. Del postre no tengo queja (tarta tatín) porque casí me como hasta el plato. PROS: Los primeros están buenísimos al igual que el postre. CONTRAS: Falta de dedicación a la hora de presentarte los platos.