De visita obligada, este excéntrico bar es un lugar increíble que no deja indiferente. Es distinto a cualquier cosa imaginable. La decoración es extravagante, con luces de navidad todo el año, figuras de vacas y toda clase de rarezas. No hay dos vasos ni dos cubiertos iguales. Cada uno apunta en una hoja lo que quiere comer y cómo quiere que se lo preparen. Aunque no parece el lugar más limpio del mundo, toda la comida es casera, muy sabrosa y bien cocinada. Las raciones son abundantes y de buena calidad.
Fui con un amigo, pedimos 4 tapas, buena comida, buenas raciones y un precio bastante ajustado
Su fama ya le precede. Local espectacular, con una carta muy peculiar que no encontrarás en ningún otro sitio cercano. En cuanto a la atención del personal uno ya tiene que ir sabiendo a lo que va, jamás se ha recibido ni se recibirá un trato correcto en este local, es el precio a pagar por todo lo demás que este ofrece😂 vale la pena
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